miércoles, 13 de mayo de 2009

El sello dirigido por Raúl Silva se define por su carácter artesanal, rústico y artístico

Con piezas de blues y rock interpretadas por Iván Antillón y Dalmiro García y la musicalización de un poema de Mario Santiago Papasquiario por parte de Gerardo Enciso, se dio a conocer en Guadalajara la editorial La Cartonera, en un acto celebrado la noche del viernes en el Centro Cultural Mixcoacalli.
El poeta Ricardo Castillo fue el encargado de presentar La respiración del laberinto de Mario Santiago Papasquiaro -padre, junto a Roberto Bolaño, del movimiento Infrarrealista-, uno de los títulos de La Cartonera, editorial que utiliza materiales de reciclado y cuyos libros son hechos a mano con dos objetivos: no depender de los altos costos que implica cualquier edición tradicional y ser ecológica.
Raúl Silva, director de La Cartonera, con sede en Cuernavaca, Morelos, comenta que "nuestros tirajes son pequeños, de 100 ó 150 ejemplares, y además, todos están hechos a mano, las portadas son confeccionadas por artistas de la localidad, por lo que cada libro es una pieza única que tiene que ver con el libro como objeto de arte".
La presentación de La Cartonera sirvió también para celebrar la reapertura de la librería La Rueda, coordinada por Sergio Fong, en una de las salas del Centro Cultural Mixcoacalli (Contreras Medellín 276), donde estarán a la venta algunos de los libros de la editorial cuernavacense. Este sello cuenta entre sus títulos con El silencio de los sueños abandonados, de Kristos; Cristo en Cuernavaca, de Howard Fast; Marilyn Monroe comunista, de Rockato; Salvando el edén, de Lowry de John Spencer; Un derecho y un revés, de Bárbara Durán; y el libro de Papasquiaro, publicado en Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Paraguay, Brasil y México, con un prólogo distinto para cada país.
Editorial La Cartonera cuenta también con un sitio en internet donde pueden realizarse compras en línea: http://www.lacantonera.blogspot.com/.

La Cartonera muestra tres de sus 7 títulos en la ciudad de Guadalajara

Viernes, 27 de Marzo de 2009 00:00

CUERNAVACA. Hace poco más de un año La Cartonera presentó su primer libro, El silencio de los sueños abandonados, un cancionero con disco compacto, obra del ya legendario cantautor Kristos. Esto sucedió en el Centro Cultural El Manojo, y fue también una ceremonia para el adiós momentáneo de este músico que emigró a Guadalajara. La Cartonera y Kristos tienen caminos comunes (pero no corrientes).
Hace unos días volvieron a encontrarse y sucedió precisamente en Guadalajara. Fue durante la presentación Ediciones La Cartonera y Encuentros con el Infrarrealismo, que en el Centro Cultural Mixcoacalli reunió a casi cien personajes de esta ciudad vertiginosa, donde al mismo tiempo se está viviendo el Festival Internacional de Cine, lleno de luminarias, vanidades y variedades de satín “revolucionario”.
La Cartonera se presentó y presentó tres de sus siete libros en Guadalajara: Respiración del laberinto de Mario Santiago, El silencio de los sueños abandonados de K, y Con Catulo de Rodilla de Joséantonio Suárez. La música, la poesía y la crónica estuvieron en Ricardo Castillo, Gerardo Enciso, Iván Antillón, Kristos, Raúl Silva, Sergio Fong, Dalmiro García, Adriana Leal y el 6.
Hace un año comenzó esta introspección por el abismo de las posibilidades, que es el proyecto cartonero de Cuernavaca, hermanado con las acciones que ya desde hace un tiempo realizan las cartoneras de Argentina, Perú, Chile, Paraguay, Brasil y Bolivia, donde se han publicado grandes autores conocidos y desconocidos, como Paul Guillen, Teresa Wills, Ricardo Piglia, Edgar Saavedra, Alan Pauls, Martin Adán, entre muchos otros.
Una de las acciones más latinoamericanas de La Cartonera comenzó a suceder entre diciembre de 2008 y marzo de 2009. Convocamos a las siete editoriales cartoneras que conocíamos y les propusimos publicar el libro de Mario Santiago. Así sucedió este lanzamiento continental y en cada una de las ediciones hay un prólogo distinto, escritos por Bruno Montané, Pedro Damián, Juan Villoro, Diana Bellesi, Joséantonio Suárez, entre otros. Se trató de un primer gesto colectivo, un asomarse a otros territorios de lo imposible posible.

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